De ese fuerte de Pucara,
Francisco Hernández salía
un lunes,a media noche,
de octubre octavo aquel dia.
Casi mil trae consigo,
que pocos menos tenía,
muy en orden su escuadrón,
caballos e infantería,
cuatrocientos arcabuces,
muy diestros los que lo tiran.
Tocando sus atambores
y sus banderas tendidas,
van a dar al campo real,
que cerca dél atendían;
porque entonces fué avisado
que munición no tenía,
piensa dalle encamisada
con la escuridad que hacía.
Los del Rey,como supieron
que allí el tirano venía,
los toldos dejaron solos
y en escuadrón se ponían.
Cuando tocaron alarma
cada cual mucho se anima;
el Capitán Diego López
que la munición tenía
en aquel punto llegara,
que a todos diera vida.
Francisco Hernández Girón
en dos partes repartía
la principal de su gente,
que era el arcabucería;
los más diesen en los toldos,
los restantes por do él iba.
Por el lado de él marchaba,
sin pensar que así sería,
vió el ejército real
que a la batalla atendía;
y luego como se vieron,
dispara el artillería.
Como la noche era escura,
ponía temor y grima,
no era más que fuego y trueno
todo cuanto parecía;
muchos muertos y heridos
de ambas partes caían.
Como el capitán Girón
no vió lo que pretendía,
la mayor fuerza del campo
descargó en la toldería,
diciendo:"Alto caballeros",
muy en orden se retira.
Vuelve los suyos al fuerte
donde primero salía,
con menos hasta doscientos
que quedando se le habían.
Miedo ni temor mostrando,
más que antes de la salida,
alegre y regocijado,
se está con doña Mencía,
hasta quel día siguiente
Tomás Vásquez se le iba
a vista de todo el campo,
y algunos más Capitanes
trataban con Piedrahita
cómo poderle matar
para asegurar sus vidas.
Viéndose él de ellos vendido
consigo gime y sospira;
de su lecho se levanta,
su ropa pide y vestía;
trata de salir del fuerte
con aquellos de quien fía.
Con lágrimas de sus ojos
a su mujer le decía
:-¿Que os parece mi señora,
de esta desventura mía?
Mis contrarios no eran parte
de ponerme en tal fatiga,
véome desbaratado
de quien antes me valía;
mis amigos fueron solos
los que me ponen en huida,
esme forzado dejaros
aunque el alma lo sentía.
Haced cuenta que de verme
será postrero este día.
Ahí tenéis a vuestros padres,
estad en su compañía;
en ver que quedáis con ellos
mi mal un tanto se alivia ...
Doña Mencía lloraba
mientras él esto decía,
con delicados sollozos
responde a lágrima viva:
-¿Adónde váis mi señor?
¿Do vais esperanza mía?
No me dejéis triste y sola
con aquesta pena esquiva,
llevadme,señor,con vos,
donde os tengo compañía;
haced cuenta so un soldado
que con vos junto camina,
que si se he de quedar sin vos,
¿para que quiero la vida?
Francisco Hernández responde:
-Drescanso del alma mía,
¿cómo queréis ir conmigo
huyendo y sin alegría,
pues sabéis que mi camino
a huir solo se inclina,
y si a vos,mi bien,llevase,
la cosa toda es perdida?
¡Oh traidor,falso,alevoso,
lleno de mal y falsía!
No te bastaba haber sido
traidor a quien no debías,
sino que a tu alma lo seas
quitándotela este día.
Dejas viuda y sin marido
una tan muchacha y niña,
y aún si del todo lo fuese
medio consuelo sería;
pero el derecho se pierde
do la fuerza resistía.Después de haber hecho aquesto,
a Ruy Barba se volvía:
-Hacé mi ruego,señor,
aunque a mí no se debía,
encomiendoos,señor Barba,
a mi bien,doña Mencía,
que la llevéis a sus padres,
pues fortuna así lo guía.
Rey Barba le prometió
lo que a ella más cumplía,
y de no apartarse della
hasta dalle compañía.
Con mil llantos se despiden,
mil lástimas se decían.
Girón sube en su caballo,
los demás allí atendían;
toma camino no usado
a causa que no le sigan.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario